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viernes, 28 de enero de 2011

El Lebrijano.

Juan Peña Fernández, conocido como El Lebrijano (1941, Lebrija, Sevilla). Nacido para el flamenco, de sangre gitana y estirpe de cantaores, es sobrino, hijo y hermano de artistas, de la saga de los Perrate de Utrera y ahijado de su admirada Niña de los peines. Dueño de una portentosa garganta, y extrema facilidad para los palos tanto festeros como sobrios, se ha convertido en una figura clave de la historia calé sin discusión. Su andadura profesional nos remonta, a finales de los sesenta, donde comenzó como guitarrista de la Paquera de Jerez, aunque sus dotes para el cante, pronto fueron demostrados. Iniciado en circuitos flamencos andaluces como el de la Venta de Antequera, su proyección artística toma forma cuando pasa a completar el elenco del famoso tablao madrileño: Los Canasteros, del mítico Manolo Caracol. A partir de aquí, colaboraciones en el espectáculo de Manuela Vargas, y el de Antonio Gades de manera más prolongada, completan su formación. Curtido y maduro en los escenarios, decide publicar en solitario su primera grabación en 1963, y Juan Peña El Lebrijano resultó ser su carta de presentación. Desde entonces más de una treintena de discos, avalan su éxito y trayectoria. Genial e incombustible, su carrera se ha caracterizado por explorar nuevos sonidos sin renunciar a sus raíces, no plegarse a la ortodoxia y dar forma constante a su ingente creatividad. Emblema del mestizaje y la fusión, obras suyas de la talla de Persecución, con letras del poeta y flamencólogo Félix Grande, o Encuentros, repleto de sonidos africanos, han sido durante mucho tiempo sinónimo de innovación. Galardonado con multitud de premios, ganó en 1964 el prestigioso concurso de Mairena de Alcor, en 1994 se le concedió la Medalla del Trabajo, la Medalla de Andalucía o la reciente reconocimiento brindado en los III Premios de la cultura gitana de 2010.
Admirado por crítica y público, ha colaborado con guitarristas de la altura de Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar o Paco Cepero, y puede afirmarse que es un revolucionario fundamental en la historia de un flamenco que como él dijo: "es literatura, vocalización, jondura, improvisación, compás... y para eso hay que tener talento", el que le sobra al sevillano y más.

En la actualidad, pese a sufrir diversos problemas de salud que mermaron sus apariciones y producción, ha recuperado el tiempo perdido. Recitales por España y la publicación de su CD Cuando el Lebrijano canta se moja el agua, (en homenaje al escritor Gabriel García Márquez por la frase que escribió sobre él cuando lo escucho cantar en 1990, en una cena junto a su amigo común el político Felipe González), confeccionado con retazos de las obras Cien años de soledad y El coronel no tiene quien le escriba, pone el fin a una Discografía, que por el bien de este arte nunca se le ocurra terminar. Y sino como dice una de sus soleas, tendrá que darnos la razón:
Quiero decir y no digo.
Y estoy sin decir diciendo.
Quiero y no quiero querer
Y estoy sin querer queriendo.

A continuación una de sus bulerias junto al toque de Paco Cepero:

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