
Artista consagrado, es uno de los más fieles maestros de los estilos peculiares de su Cádiz natal, manejando a la perfección las alegrías, cantiñas, tanguillos o chuflas. Los que le conocieron lo describen como un hombre parsimonioso, adusto y de nobles maneras, de compostura incomparable junto con un duende y arsa imposibles de olvidar. Magistralmente el poeta Luis de Rosales, lo definió así: "Tiene un brillo perlado en la piel, y el sudor, no sabemos porqué razón, no le moja la cara. De cante en cante, pestañea. Este es su único movimiento". En su larga trayectoria, obtuvo numerosos galardones como el de Seguiriyas en el Concurso Nacional de Arte Jondo en 1948, el segundo premio en el Concurso Nacional de Alegrías, o la concesión al final de su carrera en 1976, de la cátedra de flamencología y estudios folclóricos andaluces. Con una discografía datada desde principios de los años 40, entre sus obras es conveniente resaltar, la ya histórica colección realizada para Hipavox. Tras su muerte diversos han sido los homenajes a su arte, emisoras de radio y peñas flamencas no lo olvidan, e incluso por acuerdo del ayuntamiento, una calle del barrio gaditano de La Villa, lo recuerda con su nombre. Su vida y obra, han sido recogidas integralmente en la publicación "Las mil y una historias de pericón de Cádiz", escrita recientemente por José Luis Ortíz. Los aficionados no te borraremos de la memoria, y los nuevos cantaores bien pordrían escucharte, porqué como sentenciaste: "Si no conoces la medía de los cantes y su compás mal futuro tendrás como cantaor".
Aquí les dejo, unas Alegrías de Cádiz interpretadas junto al toque de Félix de Utrera.
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